viernes, 15 de enero de 2010

Nada Nuevo en la Ciudad


Ritmos, ruido, situaciones que van forjando nuestros momentos, como en una película y con mensajes sin responder, aquí o allá, no importa donde te encuentres, donde las luces te inspiran y donde los sueños fueron hechos para solventar las esperanzas. A pesar del frió de las calles la gente se aventura a transitarlas, ¿donde? donde sea, en la gran ciudad, la ciudad de los sueños rotos y los autobuses abusivos, taxis conducidos por el caos interminable de la simplicidad de la tarde, con rascacielos a punto de tocar el infinito, decir "si", tocar espasmos de respiración, pianos al sonido del claxon, voces, estornudos, etnias y gestos.


Disfrutando un día mas de los cuales puedo decir he hecho nada, esta tarde volé por la inmensa ciudad de México, mi ciudad, esa que me ha visto reír, llorar, soñar, sentir... volver y retroceder, correr, andar, arrastrarme, en la ciudad donde conocí al arquitecto, en la ciudad que me vio despertar y volver a la realidad después de que las mentiras patearan mi tracero, donde estornudé un trago de cerveza, en la ciudad que vio la burocracia aplastar mi paciencia, la ciudad donde las sirenas de las ambulancias nos quieren hacer saber que alguien mas ha sido herido, es fácil decir te quiero ciudad de México, no es tan fácil decir "Me voy de aquí abominable ciudad".


Porque los comienzos son un riesgo y son condescendientes con nuestros deseos, volar con el aire y sentir el viento de algo nuevo, aunque no sabemos que aguarda detrás de la puerta, la abrimos, si las relaciones tienen que terminar ¿por qué no la estancia también?


Sabiendome capaz de afrontar la soledad en compañía de tanta gente, por mas que extrañe jamas me extrañaran, porque así son las cosas, en la ciudad y en la vida, la gente viene y va, como en la acera, como en Reforma, como en Insurgentes, como en el aeropuerto, vemos y degustamos, los restaurantes son un buen ejemplo de lo que las relaciones son, tomamos y pedimos lo que se nos antoja, y rechazamos lo que no necesitamos como con las personas.


Por eso tomo el vuelo a lo incierto y aunque acabe destrozado por las palpitantes luces de las nuevas ciudades se que debajo de alguna roca, debajo de la fortaleza de los edificios algo espeluznante y alucinante espera por mi, tomaré lo que la vida me de, como en el cine, juzgaré la historia, solo espero no quemarme esta vez.

Deseando.


Deseando, deseando. Mi alma pasa el día deseando, deseando que el arquitecto diga: "lo siento", deseando que un día vuelva. A través de los días y de las constelaciones mis piernas caminan seguras de verlo regresar por el sendero donde me tomo de la mano, ahora, con espinas clavando fuertes recuerdos y lloviendo sangre en la ducha, me doy cuenta, ahora no ahí mas ahora, ya no deben haber deseos, él jamas volverá, él ha encontrado aquello que mas anhelamos, aquello que quise formar a su lado y verlo crecer, ahora no debería pensar en él, pero cada segundo que pretendo olvidarlo me acerca a su recuerdo.


Sé que cuando sumerja de este mar que yo mismo he creado para sentirme parte de algo, para mantener viva la esperanza, para encender la vela de la ilusión que me acerque a él, será el día que podre ver el azul claro del cielo, sin nubes, sin aviones, sin aves que desvíen la luz del Sol de mis ojos.


En tiempos tan fríos, donde lo mas valioso es un abrazo, es duro pensar que ese abrazo no se lo daré yo, porque alguien mas se lo da. En días tan largos donde la cotidianeidad de los días libres es abrumadora me destroza saber que no los derrocho a su lado. En días tan grises donde ir a la ciudad y no poder caminar cerca de él es una obligación. En noches tan inciertas, donde la ansiedad acribilla mi estabilidad, donde un cigarrillo ya no es suficiente. En una ciudad tan lóbrega donde mi fortaleza se pierde. En un corazón que no me perteneció nunca, hay fortaleza, cariño, pureza que no podré palpar.


Decir adiós es difícil, pero hay pizcas de arena en mis zapatos que no me permiten decirlo, viviendo y cargando preguntas que no tendrán respuesta, averiguando que lo que tuve por un segundo me fue arrebatado, creyendo en el poder del amor con mas que mi alma, para que la oscuridad del día no ordeñe mi llanto.


Deseando curar lo que aún no duele, restregando sal en las heridas y caminando sobre mi pecho, atravesando millas de campos minados, oyendo su voz, llena de felicidad, deseando que fuera por mi. Sintiendo sus latidos, como su latieran por mi, respirando el aire que respira, como si se llenara de mi, encendiendo mi cuerpo como si él lo tocara.


Pero los matices de su orgullo no caminan mas por aquí, caminan por alguien mas, pero, la sabana clara de su rostro es un sueño mas. Pero, la verdad de las palabras hacen mella en alguien mas, ¿donde paso, donde perdí el piso, y donde desorienté mi equilibrio? No lo se, sólo se que fue en algún lugar entre su hermosa alma, su poderosa voz y su olvido.
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martes, 12 de enero de 2010

Año Nuevo en el Antro


Año nuevo viene plagado de muchas cosas, unas inciertas y otras caóticas, para empezar no me explico como la gente dice que es o fue el fin de la década, si la década termina cuando acaba el 2010, pero término, y terminó muy diferente de otros años, Luis y yo rompimos barreras y nos hicimos compañía, si, en un antro, fue divertido y espeluznante a la vez, hordas y hordas de cuerpos esculturales, un lugar lleno de hombres y jovencitos desnudos caminando con su mas ferviente alegría, música a todo volumen y frio en todo el ambiente, humo, cervezas y cocaína, en un punto de la noche comenzó la verdad.


Luis y yo observabamos a la gente atolondrada dando lo mejor de sí al bailar, al tomar, al cantar, incluso al drogarse, y me di cuenta, para triunfar en un lugar como esos, al cual no pertenecemos, tienes tres opciones: Ser inmune al frio, al humo y a las adicciones. Tener un cuerpo escultural y bronceado. O ser una loca retorcida. A mitad de la noche era imposible mirar, conversar o bailar con quien este a tu lado, las miradas se pierden entre ojos rojos y narices polvoreadas, la música se funde con los oídos y el humo con tu ropa, el olor es insoportable, nadie liga, ¿por qué? porque ya vienen con alguien, nadie se hace tu amigo, generalmente te critican pues no tienes una actitud que la estampa gay apruebe, te juzgan y te manipulan, el baño era extraño, al menos para mi lo fue, de todos los lugares que he visitado, a este lo catalogo como el baño mas extraño donde he tenido que orinar, sin agua, a pesar de los precios estatrosféricos que tiene el lugar, el mingitorio se traduce en un gran espejo donde le vez el pene al de al lado, y no solo al de al lado, a todos los demás, y no se diga del papel, y los escusados, pero, fue divertido.


A mitad de la noche me encontré con gente que nunca pensé ver ahí, con gente que me sorprendió y con gente que no hubiera querido si quiera tocar, pero, hubo un momento donde solo podía pensar, 'como me hubiera gustado estar aquí con el arquitecto, olvidarnos de todos a nuestro alrededor y ser nosotros dos solos'. Entre la muchedumbre y el humo la realidad me golpeó, la vida nocturna es muy diferente de lo que creí, y la vida nocturna gay es mas que abrumadora, la gente jamas dejo de llegar, el antro jamas se preocupo del factor por el cual la gente pagó sus boletos, si, se olvidaron del 'año nuevo', los abrazos y las felicitaciones y buenos deseos.


Llegó la mañana con mucho frio, dolor de cabeza y una moderada somnolencia, la mañana me insultaba diciendo: "Ahí tienes tu año Nuevo". Ese día tuve que ir a trabajar, no había dormido nada, pero la maleta debajo de mi cama ya estaba lista, lista para todas esas cosas asombrozas que me esperan este año, nuevos comienzos y nuevas formas de pesar, deseando que todo aquello que me detiene a pensar por un minuto en medio de una fiesta y de tanta gente se disipe así como los sentimientos del arquitecto se disiparon, esperando que la escuela sea mas consciente y me ponga al tanto de lo que necesito para perseguir mi sueño, esperando que YouTube ya no me traiga sorpresas desagradables, esperando que mis amigos superen sus perdidas, y que nos demos cuenta que algunas cosas por mas que duelan son mejores ahora que vivir en una mentira que una mente perversa nos hace vivir, y que la crea para validar su existencia.


Porque así como en el antro me divertí, así debo llevar mi vida, y así como en el antro validé la belleza que hay en mi cuando mas de uno se detuvo a ver mi sonrisa, cuando me guiñaron el ojo, cuando alguien me rozo. Porque así como en el antro vi cosas que no son gratas a la vista, nieve subiendo por la nariz, un hombre pretendiendo ser mujer y exitando a un macho que menea sus músculos para agradarle, como a un amigo aburriéndose por la extrañeza de la noche, como meseros estafando clientes, empleados del guardarropa perdiendo los abrigos de aquellas torcidas que vi bailar felizmente horas antes, así como de gente agria, agitada y ansiosa esta llena la vida, la compañía no tan afectiva que te consigues por una noche, la sonrisa fingida como las parejas fingen a veces amar, como la ironía de hacer un video por amor y recibir en respuesta un video ególatra que como puñalada te dice, "nunca me interese por ti", como un chico volteo y le dijo al otro en el antro: "No, eres muy poca cosa para mi", tronó los dedos y se perdió en el atestado lugar. Así debemos tomar la vida, como las cosas que vienen y van, tomar lo que queremos y vivir con ello.


Porque la porquería viene en distintas presentaciones, en envase pequeño, grande, musculoso, en boinas y gafas oscuras, y trabajos de ortodoncia, pero hay que ser demasiado listo, por que a veces viene en envases vacíos.



*Foto Cortesía DeAntro.com